martes, 28 de julio de 2009

Cambio a wordpress

Me ha costado bastante tomar esta decisión, dar este paso. Motivos emocionales.
Pero ya está, y esta vez para siempre.
A partir de ya se cierra este blog. Seguiré con la versión de wordpress.
La nueva dirección es lectorbajito.wordpress.com
Allí os espero. Leer más...

lunes, 20 de julio de 2009

Identificación

Llevo ya un cierto tiempo intentando decidir cómo enfocar este post, no era mi intención original plantear aquí cuestiones de tipo personal, sino analizar desde un punto de vista propio (que no personal) un comentario (no me atrevería a decir análisis) de algunas manifestaciones culturales, ya fuesen libros, películas, situaciones o cualquier otra, que por algún motivo llamasen mi atención para bien o para mal. Pero hay veces en que llega el momento de hablar sobre algunas obras que te afectan directamente, no porque, evidentemente, yo tenga ningún tipo de relación con sus autores (espero ansioso el día en que se publique la primera novela de mi propio hermano para traer aquí mis impresiones) sino porque en algún momento conectaron contigo a un nivel íntimo que hace que cualquier juicio esté condicionado por ese sentimiento.



Por ello me he decidido a incluir varias obras para ejemplificar este hecho, y me explico, a través de ellas se busca explicar no tanto el cómo se ha producido sino el porqué.

Empecemos por el pequeño ensayo realizado por el antropólogo Marc Augé al respecto de la película “Casablanca”. Para que esa identificación-conexión se dé entre un consumidor y una obra no hace falta nada más que la memoria, ella aparece y te sugiere una sensación, te devuelve un recuerdo, una sola imagen. En este caso, existe una relación muy fuerte entre la infancia del propio Augé y la temática desarrollada en el film, este lo devuelve a lugares comunes a su infancia, le hace revivir momentos (unos alegres, otros dramáticos, otros…) y le acompaña en esa búsqueda en el baúl de su memoria junto a su madre. Como el mismo se encarga de recordarnos estos no tienen porque ser recuerdos reales sino que la memoria los va moldeando conformando la película de nuestra vida que tenemos en la cabeza.


Como segundo ejemplo “El apartamento” de Billy Wilder. Para que se produzca esa conexión entre cada uno y la obra correspondiente hay que tener en cuenta que no hace falta nada. Puedes ver (o leer, o sentir, o experimentar) un recuerdo representado, puedes ver tu estado de ánimo, puedes ver tu respuesta en la misma situación. Pero también puede ser una conexión más abstracta, una representación de cómo tu querrías o crees (y aquí es donde se pierden los límites entre realidad y ficción) ser. Es una relación a muy diferentes niveles pero dentro de todos los libros o películas que podría leer o ver en mi vida los que guardo con más cuidado son aquellos que me llegaron por esta vía. Siempre se dice que a través de nuestros gustos se puede saber mucho de nosotros, una verdad indiscutible.

Para terminar, este fragmento de “Le fabuleux destin d’Amèlie Poulain”. Sobran las palabras.


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jueves, 9 de julio de 2009

“Love Story” de Arthur Hiller. USA. 1970

“Amar significa no tener que decir nunca lo siento”



Siempre me cuesta arrancar cuando trato de hablar sobre un libro, una película… las ideas vienen, las opiniones se cruzan y al decidirse a plasmar más o menos ordenadamente lo que se quiere decir, para que el receptor de ese mensaje entienda lo que se busca, se corre el riesgo de caer en divagaciones que nada tienen que ver (como es el caso). Esta película, que vi ya ni recuerdo cuando por primera vez, volvió a mis manos por casualidad recientemente y me he decidido a incluirla en este humilde blog porque llamó mi atención sobre un punto (a mi juicio muy sugerente) distinto en comparación a otras obras de su género en cuanto al enfoque de las relaciones de amor en el cine.

Al reflexionar un poco sobre el desarrollo de la trama se plantean dos posibilidades, una sería ver la historia de amor perfecta entre dos personas que tienen que superar dificultades (que no lo son tanto), enfrentarse a familias y, en fin, quererse a pesar de todo. Bueno, si esta fuese la opinión que le merece la película pues no pasaría de ser un drama más para ver después de comer y con el que los más sensibles (o sensibleros de lágrima fácil) podrían llegar a disfrutar. La otra opción, y esta es con la que me posiciono, sugiere una historia diferente.

Vamos por partes, a ver si consigo explicarme bien puesto que en mi cabeza esto tiene sentido pero escrito (limitaciones obligan) es otra historia. La película no es excesivamente larga (el metraje no alcanza ni los 100 minutos) y abarcan un período no muy amplio (no parecen más de tres o cuatro años) en los que la pareja pasa por las situaciones que se les podrían presentar a lo largo de toda una vida. He contabilizado no menos de ocho momentos que representan estas situaciones:

- El cortejo propiamente dicho, él va a la biblioteca donde ella trabaja, los juegos de ella al respecto de la posición de él, los partidos de hockey…

- Los enfrentamientos padre-hijo al respecto del futuro del joven.

- La presentación de ella a la familia de él.

- Las dudas de ella respecto a la diferencia de clases sociales.

- El tema de la religión y los ritos.

- Los problemas económicos que tienen que afrontar (no recuerdo otra película de este tipo ahora mismo donde se plantease que la mujer mantuviese al hombre y el tema fuese tratado con tanta naturalidad)

- El paso de él de estudiante a abogado acomodado casi repentino.

- La enfermedad.

Son temas que podrían tener por sí solos una entidad mucho mayor y buscar a través de ellos matices de la historia, oscilaciones en la vida de pareja, evolución de los personajes, mayor importancia de algún personaje secundario, etc. Pero nada de esto es el objetivo.

Solo la historia de amor es importante, pasan por estas situaciones tangencialmente, de forma apresurada. Uno y otro aceptan mutuamente sus decisiones, solo se enfatiza el grado de conexión que alcanzan, representando el ideal de la relación de pareja, la comunión entre dos personas, como una completa a la otra. Esta es un idea que se refuerza a través del apoyo que se prestan en las actividades que realizan al margen de la pareja.

La historia se desarrolla además cíclicamente, él actúa como narrador, mostrándonos como la magnitud de la pérdida refleja la grandeza de lo vivido. Es como una especie de defecto de fábrica del ser humano, cuando más conscientes somos de lo que hemos conseguido es cuando lo perdemos.

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jueves, 25 de junio de 2009

"La clase" de François Bégaudeau y "La clase" de Laurent Cantet. Entrevista a Isabel Rico

Al respecto de la lectura de La clase de François Bégaudeau y el visionado de la película del mismo nombre de Laurent Cantet (cuyo título original de ambas en su versión original es “Entre les murs”) me surgieron distintas cuestiones que he intentado exponer a una persona relacionada directamente con el sector de la educación, de sus respuestas cada uno sacará sus propias conclusiones.

A continuación se reproducen íntegramente las respuestas de Isabel Rico a las cuestiones que se le plantearon y su esperanzadora conclusión. Quiero manifestar mi profundo agradecimiento por haberse tomado la molestia y por el interés mostrado.


¿Se aceptan propuestas por parte de profesores o alumnos en el ámbito de las relaciones alumno-instituto, alumno-profesor, alumno-evaluación o las directrices válidas proceden de las instituciones?

Educación es una de las competencias que el Estado ha transferido a las Comunidades Autónomas; esto quiere decir que la actual ley de educación (la LOE) ha sido aprobada por el Parlamento, pero que su adaptación a cada Comunidad es independiente (idioma, optativas,...), dentro de unos parámetros. De todas formas, cada instituto, individualmente, organiza la convivencia interna de sus profesores y alumnos; hay organismos internos en los que participan tanto los padres, como los profesores, como los alumnos (Consello Escolar), en los que se tratan temas de convivencia y se toman decisiones consensuadas por los tres grupos, marcando así las relaciones alumno-instituto. Además, a título individual o de grupo se pueden hacer peticiones concretas, que serán tenidas en cuenta o no por cada profesor en primer término, la dirección en segundo o el claustro en caso necesario.

Aun así, en el ámbito de la educación, los profesores se constituyen como los organizadores únicos de su propio aula, con los que las relaciones entre alumno y profesor son muy diferentes, dependiendo de la personalidad del profesor y del grupo. Del mismo modo, los criterios de evaluación son recogidos por el decreto correspondiente al que hay que adaptarse, y de forma más concreta (los exámenes que se hacen, cuánto cuenta cada uno, si se contempla la realización de trabajos, cuánto valdrán en la nota final...) se establece cada principio de curso en consenso por el Departamento Didáctico (conjunto de profesores de una misma materia), pero la libertad de cátedra de un profesor puede hacer variar esas directrices. En este caso las propuestas del alumnado no se tienen en cuenta, en prácticamente ningún caso.

¿Existe una relación de compañerismo entre el profesorado basado en el apoyo y la comprensión ante situaciones conflictivas puntuales o del día a día o la tendencia general es el individualismo (del tipo si no es mi grupo no me implico)?
En este caso es de nuevo difícil hacer una generalización, depende siempre de la personalidad de cada profesor. He de decir, que en base a mi experiencia, suelen abundar los profesores que se ayudan en casos puntuales de conflictividad en una clase, ya que al fin y al cabo es un problema que tiene más de un profesor, que da clase al grupo, hace las guardias, le dio clase o se la dará. El trabajo conjunto del profesorado y el equipo directivo suele ser la mejor solución a ese tipo de problemas.

Compartir experiencias y comentar situaciones en la sala de profesores, tomando café o en reuniones, es también una buena forma de compartir soluciones.

Es verdad que a la hora de hacer otro tipo de iniciativas, salidas culturales, proyectos educativos,... sí que existe un alto porcentaje de “escaqueo”, basado en esa teoría de que como ya tenemos una plaza, ya no es necesario trabajar más; debo añadir que a pesar de eso hay una gran cantidad de profesores que realmente trabajan y viven para sus alumnos.

¿Los padres se relacionan con el instituto a través, únicamente, del tutor de su alumno o tienen diferentes formas de aproximación?
De nuevo no podemos generalizar, pero sí que es cierto que la relación más directa de los padres con el centro es a través de los tutores de sus hijos, quienes se colocan como visagra entre las familias y el centro educativo. No obstante, el centro está abierto a otras vías de relación; todo padre puede acceder a hablar con cualquier profesor concreto (tenemos una hora semanal de tutoría de padres, seamos tutores o no), igual que puede acceder a entrevistas con el equipo directivo. Existen además otros órganos como el Consello Escolar y las ANPAS, mediante los que los padres pueden participar en la vida escolar.

En muchos centros, a título individual y según las iniciativas de profesores y la respuesta de los padres, se hacen clubes de lectura, clases de gimnasia y multitud de actividades en las que el centro y su profesorado abre las puertas a las familias. Añadir que siempre es fundamental el trabajo conjunto con las familias para un mejor funcionamiento del conjunto educativo.

¿Existe implicación personal en la interacción profesores –alumnos? (en las dos direcciones)
Como en los casos anteriores, depende de cada profesor y de cada alumno. Para ser profesor, o un buen profesor por lo menos, se necesita (entre otras muchas cosas) un grado importante de empatía y psicología; hay muchos alumnos con los que nos encontramos, que casi tienen más necesidades psicológico-afectivas que de contenidos. En estos casos el interés y la preocupación del profesorado es fundamental, pero son pocos los medios con los que contamos en estos casos.

Si antes decíamos que la relación con las familias era fundamentalmente por medio del tutor, en este caso depende más de la relación personal o el trato de un profesor concreto que no tiene que ser obligatoriamente su tutor, aunque es cierto que el papel de tutor favorece este tipo de relaciones más personales.

El alumnado tampoco sigue una regla, sino que dependerá de sus necesidades, forma de ser o confianza alcanzada con un profesor determinado.

¿Qué sientes, no que haces, cuando mientras hablas alguno de los alumnos está escribiendo un sms o escuchando música por los auriculares?
En realidad están prohibidos todo tipo de aparatos, desde los móviles, consolas o mp3, con lo que inmediatamente pueden ser confiscados, evitando esa situación. De todas formas sí que es posible que se de el caso de dormitar, hablar, haccer los deberes de otra asignatura... ¿y que se siente? Una auténtica desesperación, además de verlo como una falta de respeto hacia tu esfuerzo y tu trabajo, una desazón y una auténtica impotencia, al no saber qué más hacer para atraer su atención. No se trata de hacer pino y llevar traje de payaso para que ellos se aprendan qué es un Parlamento o los ríos de España, pero a veces parece que eso es lo que se nos pide. Ellos son así, despistados y desinterasados, así que nos toca a nosotros hacer de la clase un circo para atraer su atención y que se diviertan como si estuviesen en el cine... ¿no ponen ellos nada de su parte? ¿no es mi trabajo enseñar y el suyo hacer un poco de esfuerzo por aprender? ¿hay que dárselo todo hecho? ¿qué hay de la cultura del esfuerzo?

En situaciones de debate alumnado-profesor, ¿qué mecanismos utilizas para el control del grupo? ¿Tu reacción ante situaciones de insolencia es de corte en el debate para marcar la autoridad o utilizas otro tipo de solución?
Me gusta mucho hacer debates en clase, es una manera natural e interesante de que se posicionen y argumenten a favor o en contra de algo, aunque no esté directamente relacionado con la materia del día.

El control del grupo se basa en el respeto a la palabra, el turno y las ideas de cada uno, además del conocimiento del grupo, ya que hay algunos con los que ni siquiera es posible intentarlo. Creo que la insolencia o la falta de respeto hay que atajarla de una forma contundente y radical, pero no creo que dejar un debate sea la mejor opción, sino dejar claro que ese tipo de argumentos no son válidos y en todo caso castigar o retirar del debate al alumno insolente o que ha faltado al respeto a alguien o a sus ideas.

En conclusión, que a mi me encanta mi trabajo, que trabajar en educación es difícil (aunque tengamos muchas ventajas, innegablemente), que se nos exige ser profes, psicólogos, padres, educadores, payasos, consultores... Que hay momentos en los que se pasa mal, te preocupas, te sientes impotente y te llevas el trabajo a casa, … pero que a mi me compensa, eso lo tengo claro.


Isabel Rico Oriola es profesora del IES Alvaro Cunqueiro

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miércoles, 24 de junio de 2009

"Un tipo que flota" de Ortiz y Krasmanski


…Antes del naufragio yo tenía una casa donde vivía… Un auto que conducía… Un televisor que miraba… Una estufa que me calentaba en invierno… Y un aire acondicionado que me refrescaba en verano…

…Ahora solo tengo esta caja que evita que me ahogue en el mar, pues mi extrema debilidad me impide nadar… En ese sentido, técnicamente la caja me tiene a mí…

…¿Cómo fue que hice para pasar de abundante desposeído a escuálida posesión?...



Un naufragio, una situación desesperada y un náufrago sobre una caja enfrentado a la inmensidad del océano es la historia detrás de esta creación (he abandonado la idea de etiquetarla). Tiras cómicas enlazadas, con nuestro náufrago reflexionando, a modo de tormenta de ideas, lanzadas al aire, según van llegando a su cabeza, cuestionándose su pasado, su presente y su futuro (el suyo o el nuestro…). Todo ello aderezado con un sarcasmo que cae sobre cada una de las reflexiones, donde la lógica se impone con gracia sobre nuestros pensamientos, un ejercicio de autocrítica con un humor sutil pero arrollador. Un guión inteligente apoyado en una imagen ciertamente minimalista en el sentido de abandono de cualquier tipo de añadido que nos aleje del objetivo. Una expresión, una caja con un ser humano en medio del océano, son lo suficientemente potentes.

La soledad en medio de la inmensidad, o la soledad en medio de una multitud, cuanto más insignificante, más consciente eres de ti mismo son los mejores momentos para reflexionar sobre la vida, nosotros y los demás, nuestro lugar en el mundo. Suelen ser los momentos de más lucidez.

Sirve para entender como perderlo todo es la mejor manera de obtener una buena perspectiva para ver lo que se quiere y como las ataduras materiales anulan esa perspectiva. Nos une un hilo muy fino a lo efímero de nuestra existencia y saber discernir lo importante de lo superfluo sería un buen objetivo para cualquiera. Servirse de un náufrago en medio del océano, dota de una curiosa fuerza a las argumentaciones. No tener nada que perder, saber reírse de uno mismo (fundamental a pesar de ser utilizado como mecanismo de autodefensa) y una buena dosis de sarcasmo e ironía son las armas.

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viernes, 19 de junio de 2009

"Coraline" de Neil Gaiman & "Los mundos de Coraline" de Henry Selick

-Todas las mañanas habrá un mundo nuevo para ti. Si te quedas, tendrás todo lo que desees.

Coraline suspiró.

-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?



Quería comenzar este post de esta obra literaria y su correspondiente adaptación cinematográfica porque encierra en sí mismo una enseñanza que, a pesar de ser obras dirigidas a priori a un público infantil-juvenil, bien podría recibir el conjunto de la población.

Es un cuento de terror infantil pero no infantiloide, protagonizado por una niña que demuestra una gran determinación, una bruja mala en forma de la “otra madre” a la manera de los cuentos clásicos y con todo un mundo mágico lleno de personajes producto de la imaginación del autor.



Hay un detalle muy destacable, que aparece bien explicado en la siguiente reseña, y es el hecho de que lo que se intenta no es proporcionar un retrato psicológico de una niña, se mantiene una cierta distancia con ella, sus miedos, pensamientos, intenciones, los tenemos que interpretar nosotros, si es que es nuestro objetivo, a través de sus palabras o acciones (en el caso de la película también de sus gestos obviamente) y no son nunca explicitados. Eso nos aleja de posibles explicaciones simplistas o condescendientes sobre el comportamiento de los niños.

La adaptación cinematográfica sigue fielmente el desarrollo del libro, respetando su esencia y las ideas que quiere transmitir, aún así obviamente se presentan algunas diferencias que me gustaría destacar.

En primer lugar los propios personajes, el imaginario propio del director Henry Selick (nadie podrá negar que es el autor de Pesadilla antes de Navidad), es un mundo tan particular que traslada al mundo “real” de la obra a personajes absolutamente mágicos como el vecino trapecista, el sr. Bobinsky, personajes que son tanto o más increíbles que en su versión “mágica”. Esa manera de representar el mundo que ya habíamos visto en la película anteriormente citada vuelven a aparecer, la entrada del niño Wilborn, la aparición del trapecista o la verdadera otra madre, cuyas manos son el punto más terrorífico (a mi modesto entender) del film.

En segundo lugar, el refuerzo en imágenes y hechos de ciertos apartados del libro, la imperfección de unos padres frente a la perfección de los otros, poses que la niña va desenmascarando con el paso del tiempo, ni sus padres (agobiados por el trabajo) son tan malos, detalle de los guantes que no aparece en el libro, ni sus otros padres son tan perfectos (en cuanto la niña no acepta el otro mundo todo se complica).

La cita con la que empezábamos este post no está trasladada directamente a la película, es una secuencia que va siguiendo paso a paso la narración y al llegar al punto exacto si que se transcribe el suspiro de la niña pero con sobran las explicaciones, sus actos nos lo están diciendo, es algo que me ha encantado de esta adaptación, la conversión exacta de la idea de la obra original pero metiéndola dentro del imaginario propio del autor y en un sistema, stop-motion, que no hace otra cosa que potenciar ese universo mágico.

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domingo, 14 de junio de 2009

"Buenos días, pereza" MAIER, C. 2004

Es este un libro con vocación de nueva biblia de los asalariados del mundo empresarial, por su manera de expresarse (críticas desde dentro, optimización de esfuerzos, etc.), por el contenido subversivo (supuestamente el menos), porque ofrece soluciones concretas a casos concretos para la supervivencia en el trabajo y porque, además del tema que trata, es divertido por momentos, arrancando incluso alguna carcajada en la explicación de algunas situaciones absurdas de lo cotidiano.



Parten las argumentaciones de una crítica feroz a la “empresa”, a la que se le atribuyen cualidades humanas, como si fuese uno más, olvidando que somos los propios humanos los que nos dirigimos los unos a otros y que en nuestras acciones nos definimos, se reflejan sobre los comportamientos del mundo empresarial hechos tan humanos como la discriminación, lo políticamente correcto de cara a la galería u otros comportamientos se camuflan pero son el verdadero soporte teórico de las compañías:

“Un ámbito donde se supone que las oportunidades se reparten de forma equitativa, es inevitable pensar que el parado ha hecho algo para merecer su situación (…) ¡es culpa tuya, por supuesto!”

“Francia se identifica con los miserables de Víctor Hugo, pero ningún francés está dispuesto a contratar a Jean Valjean”

La autocrítica no aparece por ningún lado (y aquí creo que es uno de los puntos donde pierde fuerza lo expuesto), frente a una crítica en ocasiones bastante dura del entorno, en realidad la autora no defiende que se haya llegado a una situación de ruptura o de verdadero cuestionamiento de lo que ocurre:

“No vale la pena cambiar el sistema, oponerse a él es reforzarlo; criticarlo es darle una mayor solidez. Evidentemente, puedes permitirte alguna broma anarquista (…), instituir un día de “llamaré a la oficina para decirles que estoy enfermo”. (…) Resulta divertido, pero la rebelión estaba bien para los críticos de los años setenta, gente que todos sabemos en qué se han convertido (en empresarios).”

Que lo mejor que nos quede por hacer sea nada, es una de las ideas más pesimistas que recuerdo. En realidad lo que propone no es una revolución, solo aspirar al puesto del que se mofa, hacer lo menos posible y descargar sobre otros el trabajo, convertirse en aquellos a los que se critica, eso es lo más desolador. No solo se abandona cualquier actitud constructiva sino que la única posibilidad que queda es disfrutar de los beneficios, muchos o pocos, que le queden por producir. Aunque el libro sea de 2004, es este un momento donde podría aportar algo más, y eso es de lo que adolece, le falta ese algo.

Al margen de esta valoración se plantean otros temas más secundarios en la trama, herramientas de las que se sirve la empresa para desarrollar sus objetivos, y uno de ellos es la búsqueda de la unificación de las personas, en un mundo de supuesta globalización, lo que se busca no es una suma de culturas, de experiencias y de personalidades, aunar nuestras experiencias , sino eliminar nuestras diferencias imponiendo un estilo unitario, como se cita en el libro, “consumir cada vez más para distinguirnos cada vez más de un vecino que se nos parece cada vez más.” Se busca limitar nuestra individualidad en beneficio de un bien mayor que no sabemos bien a quién beneficia, “tus percepciones, tus ambiciones y tus sentimientos pueden ser traducidos en tablas y curvas, y tu trabajo no es más que un “procedimiento” que hay que racionalizar.”

Por último, el lenguaje como herramienta poderosa para eliminar esa individualidad, es este un tema largamente desarrollado (procedente de la shoah, la táctica de la ideología fascista para el exterminio de la población judía, convirtiendo a los seres humanos en mercancía) en obras literarias o cinematográficas de todo tipo, en este sentido me gustaría mencionar la película “La cuestión humana” de Nicolas Klotz donde también se aborda el tema de la empresa y como uno de los mecanismos de anulación de la individualidad se produce a través de la lengua. Se anula condición humana anulando el significado de las palabras, reduciendo a las personas a números, elementos de una cadena.


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